¿Quién fue Blancanieves?


Manzana Envenenada por Esther Coonfield

¿Fué Blancanieves la Baronesa de Lohr?

Los Hermanos Grimm
Ya muchos de nosotros hemos leído los fantásticos cuentos de los Hermanos Grimm, incluyendo la Blancanieves en cuestión. También sabemos que la popular película homónima de Disney de 1937, está inspirada en este cuento. Pero lo que no es tan conocido es que la verdadera Blancanieves fue una baronesa que vivió entre 1725 y 1796 en la ciudad de Lohr am Main, Alemania. Su nombre: Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal.

Dr. Karlheinz Bartels Foto: Wikipedia
En 1986, después de muchos años de investigación, ayudado por destellos de inspiración ofrecidos por el círculo de clientes habituales en su posada local, el "Weinhaus Mehling", el Dr. Karlheinz Bartels, farmacéutico e "investigador de fábulas" de la ciudad de Lohr, pudo demostrar de manera concluyente, sobre la base de los hechos proporcionados por la "ciencia fabular" que Blancanieves vino de Lohr. Logró conectar de manera creíble muchos de los puntos de referencia del cuento de hadas con Lohr y la región circundante.
“Estamos satisfechos de que lo que escribieron los hermanos Grimm fue realmente un documental sobre nuestra región”,  dijo el Dr. Bartels. “Todo comenzó como una broma en el pub local hace 17 años. Pero desde entonces se ha invertido mucha energía e investigación”.
Escena en Efteling: Parque temático en Holanda
Los cuentos de hadas siempre han sido terreno fértil para la interpretación científica. Filólogos, sociólogos y psicólogos han estudiado los cuentos de hadas de los Grimm desde sus propios campos de especialidad. Y es que la "investigación de fábulas" es casi un nuevo género científico, cuyos métodos de trabajo se distinguen de los utilizados por los expertos mencionados anteriormente por el hecho de que no se hace ningún intento de leer secretos, enmendar o eliminar agujeros en los textos; por el contrario, la historia y su ubicación se consideran como un todo. Sus métodos se basan en las ciencias auxiliares clásicas e históricas.

El Dr. Karlheinz Bartels, investigó paralelismos entre la vida de Sophia y el cuento de hadas, llamado "Schneewittchen" en alemán, y encontró cinco: la madrastra, los espejos, el bosque cercano a Lohr, conocido por ladrones y animales salvajes; los enanos y las siete colinas, y las capas que usaban los trabajadores de las minas para protegerse de la caída de cascotes.
Personaje dibujado por
Walt Disney
para su película de 1937,
posiblemente inspirado
en los trabajadores de
las minas de Spessart

Los 7 enanos

Comencemos con los principales personajes masculinos en esta historia, ¿quienes fueron los enanos en la vida real en Spessart?

El Príncipe Gobernante de Mainz quería que Spessart permaneciera como un bosque y coto de caza, así que prohibió estrictamente cualquier intento de talar árboles para proporcionar tierras agrícolas para la producción de alimentos. Por lo tanto, la población se vio obligada a recurrir a los depósitos de materia prima en Spessart, los cuales fueron explotados sistemáticamente.

Debido a la situación, cualquier habitante, incluso niños, eran empleados como trabajadores en la mina. Los diversos minerales que fueron excavados fueron procesados en forjas y herrería.

Es interesante observar que las herramientas utilizadas para fabricar las zapatillas de hierro en las que la madrastra se vio obligada a bailar hasta la muerte, según el cuento de los Grimm, se muestran en la herrería del museo.
La minería se llevó a cabo anteriormente en Biebergrund, un distrito adyacente al área dominada por Lohr. Niños y adultos tuvieron que trabajar en las minas, encorvados por el arduo trabajo en el estrecho túnel. Además, para llegar a estas minas, se deben cruzar siete montañas.
Ilustración de la ciudad de Lohr, inicios de 1800´s.
Aunque los príncipes de Mainz solo habían permitido que las personas que podían serles útiles en las cacerías se establecieran en Spessart, el cazador que recibió la orden de matar a Blancanieves bien pudo haber sido uno de ellos; además, durante algún tiempo, se permitió que se establecieran trabajadores del vidrio en un área al norte de Spessart. Estos trabajadores del vidrio fácilmente pudieron ser capaces de fabricar un "ataúd de cristal".

El Espejo Mágico

El Espejo Mágico de la Madrastra
La pista más importante para apoyar la idea de que Blancanieves era una niña nativa de Lohr es para Bartels el tema de los "espejos parlantes".
"La madrastra tenía un espejo maravilloso que se puso delante y miró. Ella dijo: Espejo, espejo en la pared, ¿quién es la más bella de todo el país?" -Blancanieves (fragmento), Hermanos Grimm.
El verdadero "Espejo Mágico"
En el pasado, las gafas y los espejos se fabricaban en Lohr y se enviaban a todo el mundo. Esta gran fábrica de espejos era propiedad de Philipp Christoph von Erthal, padre de Blancanieves.

Por ese tiempo, los espejos de Lohr fueron tan elaboradamente trabajados que se les otorgó la reputación de "siempre decir la verdad", y se convirtieron en un regalo favorito entre los miembros de la corona europea y los tribunales aristocráticos.

Sin embargo, los espejos también "hablaron"en aforismos como uno que se lee en la esquina superior de un marco: "Elle brille à la lumière" (¡Ella es una belleza!).

Un espejo mágico, de 1.60 metros de altura finamente ornamentado, ha sido autenticado como una pieza original fabricada en "The Mirror Manufacture" alrededor de 1720, el cual está estrechamente relacionado con la madrastra de Blancanieves. El impresionante y rico espejo aún se puede admirar en el museo del Spessart, en el castillo de Lohr que perteneció a los padres de Blancanieves.

Este espejo probablemente fue un regalo del padre de Blancanieves a su segunda esposa Claudia Elisabeth, y "hablaba" como muchos de los espejos fabricados en Lohr, refiriéndose a las leyendas que figuraban inscritas en sus marcos.
Detalle parte superior del espejo de la Madrastra
El medallón decorativo. arriba a la izquierda del espejo, muestra una corona que simboliza poder, una hoja de palma para la victoria, la felicidad y la virtud, y una rama de olivo que representa la paz. "Pour la recompense et pour la peine" significa "por recompensa y castigo" o "por recompensa y por pena".

El medallón de la derecha muestra un sol, un girasol,y las palabras "Amour Propre", que significa tanto "amor verdadero (puro)" como "Amor Propio" u "orgullo".
Poisoned Apple 2
by: MR-PIOPIO

La Manzana Envenenada

Una pregunta relativamente fácil de responder es de dónde vino la manzana. Incluso hoy las laderas alrededor de Lohr están bien plantadas con huertos de este fruto. Tantos, de hecho, que en el siglo XIX, un grupo de "bons vivants" de Lohr fundó una "sociedad para promover el consumo de vino de manzana", la llamada "Buffonia". 
Ilustración de una Belladona

Bartels también descubrió de qué planta provenía el veneno: la Atropa belladonna o Black Cherry, que tiene un efecto anestésico y pudo haber producido el rigor mortis de Blancanieves.


¿Pero quién era Blancanieves? 

La "Princesa" Maria Sophia
Según el resultado de la investigación del Dr. Bartels, Blancanieves debió haber sido la Baronesa Maria Sophia Margarethe Catharina von Erthal, nacida en 1725 en el Castillo del Príncipe Elector en Lohr am Main, ciudad del Distrito de Main-Spessart, perteneciente al Estado Libre de Baviera, Alemania.

MB Kittel, la cronista de la familia Erthal, caracterizó a Maria Sophia como un "ángel de misericordia y bondad, siempre caritativa hacia los pobres y los que sufren".
María Sofía representaba la imagen ideal de una princesa. Fueron los habitantes de Lohr quienes transformaron a María Sofía, sobre la base de sus virtudes dignas de alabanza, en nada menos que una figura de cuento de hadas.
Nacida un 15 de junio de 1725, hija del príncipe Philipp Christoph von Erthal y de Maria Eva von Bettendorf, sus hermana de los famosos "Hermanos Erthal": el príncipe-obispo Franz Ludwig, y el elector y arzobispo Friedrich Karl Joseph, ambos poderosos terratenientes del lugar.

María Sophia von Erthal
En su calidad de administrador principal (Oberamtmann), su padre, Philipp Christoph von Erthal, asumió el cargo de Príncipe Elector de Maguncia en Lohr entre 1719 y 1748. El castillo del Príncipe Elector en Lohr era su residencia oficial.
Aunque no era un rey, debió aparecer ante el pueblo de Lohr como una especie de "rey", porque como embajador especial y "ministro de relaciones exteriores" para el arzobispado de Maguncia tuvo tratos con emperadores y reyes en toda Europa.
En 1743, después de la muerte de su madre biológica, el padre de Blancanieves contrajo matrimonio con Claudia Elisabeth Maria von Venningen, nacida condesa imperial de Reichenstein. Así pues, se convirtió en la madrastra de los siete hijos sobrevivientes de su primer matrimonio. Su carácter era dominante y demostró siempre interés para el beneficio de sus propios hijos, producto de su primer matrimonio.

La archidiócesis de Bamberg aseguró que la losa pertenece a la tumba de la princesa Sophia Maria von Erthal (1725-1796) de la ciudad de Lohr am Main, quien inspiró a los autores para su personaje “Schneewittchen” (Blancaniev
Blancanieves sabía que siempre sería presa de los ataques de su madrastra en el territorio del arzobispado de Maguncia, por lo que se vio obligada a huir hasta que, más allá de las siete colinas en el condado de Hanau, se encontró con los enanos de las minas en Bieber.
Ilustración del cuento de los Hermanos Grimm

Finalmente, la Princesa se trasladó a Bamberg, donde murió en 1796 a los 71 años, en el monasterio de las Englischen Fräulein de Holzmarkt  para entonces, ya estaba completamente ciega  y fue enterrada en el cementerio de la antigua iglesia de San Martín. Posteriormente y con el financiamiento de su hermano, su lápida fue trasladada a un hospital. En los años 1970 se hicieron obras en ese edificio y la piedra funeraria pasó a manos del museo de Bamberg, donde una reciente restauración rescató también la vida de la baronesa y el personaje de fantasía que inspiró.

La lápida indica que la baronesa falleció en 1796
Teniendo en cuenta el hecho de que 60 años después los hermanos Grimm vivieron en Hanau, a solo 50 kilómetros de distancia, es muy posible que se hayan inspirado en la historia de la princesa. Incluso el director del museo Spessart, Holger Kempkens, recuerda que "su historia era bien conocida a principios del siglo XIX". Se refiere a cuando Jacob y Wilhelm Grimm publicaron la primera edición de la fábula Schneewittchen (Blancanieves) en 1812.

Su lugar de nacimiento, Lohr am Main (a 490 kilómetros de Berlín) es conocida actualmente como la “Ciudad de Blancanieves” – Schneewittchenstadt en alemán.

El castillo, hoy Museo del Spessart del distrito Main; Foto: Barbara Grimm
Castillo de Lohr. donde
Maria Sophia von Erthal creció.

¿Pero quién fue el Príncipe que encontró el ataúd de vidrio y se enamoró de Blancanieves? ¿Dónde se organizó el magnífico banquete de bodas para Blancanieves y el Príncipe? ¿Alguna vez se encontrará la casita que perteneció a los enanos? Preguntas tras preguntas, para las cuales es probable que solo el tiempo proporcione respuestas.

Lo que permanece en total misterio es la causa de su muerte, sin embargo queda claro que no hubo ni príncipe ni final feliz. Su padre casi nunca estaba en el castillo y la joven pasaba largas temporadas en compañía de esa mujer que siempre favoreció a sus propios hijos antes que a ella. La rechazó por ser bella, por ser caritativa y por poseer ese defecto físico en su visión.
Blancanieves, Thekla Brauer , 1900


La inscripción de la losa funeraria de Maria Sophia dice: “La noble heroína del cristianismo, aquí descansa después de la victoria de la fe, lista para la resurrección transfigurada”
Y por si te apetece leer el cuento de los Grimm y verificar lo que aquí se ha dicho, te lo dejamos a continuación.

 Después del cuento encontrarás una galería titulada "Blancanieves en el Arte". Y al final una infografía que puedes compartir con toda libertad. Esperamos tus comentarios. ¡Gracias por leernos!


"Blancanieves"
Un cuento de los hermanos Grimm


Snow White de Iren Horrors
Había una vez, en pleno invierno, una reina que se dedicaba a la costura sentada cerca de una ventana con marco de ébano negro. Los copos de nieve caían del cielo como plumones. Mirando nevar se pinchó un dedo con su aguja y tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Como el efecto que hacía el rojo sobre la blanca nieve era tan bello, la reina se dijo.

-¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera de ébano!

Poco después tuvo una niñita que era tan blanca como la nieve, tan encarnada como la sangre y cuyos cabellos eran tan negros como el ébano. Por todo eso fue llamada Blancanieves. Y al nacer la niña, la reina murió.

Un año más tarde el rey tomó otra esposa. Era una mujer bella pero orgullosa y arrogante, y no po-día soportar que nadie la superara en belleza. Tenía un espejo maravilloso y cuando se ponía frente a él, mirándose le preguntaba:
¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Entonces el espejo respondía:
La Reina es la más hermosa de esta región.

Ella quedaba satisfecha pues sabía que su espejo siempre decía la verdad. Pero Blancanieves crecía y embellecía cada vez más; cuando alcanzó los siete años era tan bella como la clara luz del día y aún más linda que la reina.

Ocurrió que un día cuando le preguntó al espejo:
¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

El espejo respondió:
La Reina es la hermosa de este lugar, pero la linda Blancanieves lo es mucho más.

Entonces la reina tuvo miedo y se puso amarilla y verde de envidia. A partir de ese momento, cuando veía a Blancanieves el corazón le daba un vuelco en el pecho, tal era el odio que sentía por la niña. Y su envidia y su orgullo crecían cada día más, como una mala hierba, de tal modo que no encontraba reposo, ni de día ni de noche.

Entonces hizo llamar a un cazador y le dijo:
-Lleva esa niña al bosque; no quiero que aparezca más ante mis ojos. La matarás y me traerás sus pulmones y su hígado como prueba.

El cazador obedeció y se la llevó, pero cuando quiso atravesar el corazón de Blancanieves, la niña se puso a llorar y exclamó:
-¡Mi buen cazador, no me mates!; correré hacia el bosque espeso y no volveré nunca más.

Como era tan linda el cazador tuvo piedad y dijo:
-¡Corre, pues, mi pobre niña!

Pensaba, sin embargo, que las fieras pronto la devorarían. No obstante, no tener que matarla fue para él como si le quitaran un peso del corazón. Un cerdito venía saltando; el cazador lo mató, extrajo sus pulmones y su hígado y los llevó a la reina como prueba de que había cumplido su misión. El cocine-ro los cocinó con sal y la mala mujer los comió creyendo comer los pulmones y el hígado de Blancanieves.

Por su parte, la pobre niña se encontraba en medio de los grandes bosques, abandonada por todos y con tal miedo que todas las hojas de los árboles la asustaban. No tenía idea de cómo arreglárselas y entonces corrió y corrió sobre guijarros filosos y a través de las zarzas. Los animales salvajes se cruzaban con ella pero no le hacían ningún daño. 

Ilustración de "Snowdrop" en
The Red Fairy Book, 1890.
Corrió hasta la caída de la tarde; entonces vio una casita a la que entró para descansar. En la cabañita todo era pequeño, pero tan lindo y limpio como se pueda imaginar. Había una mesita pequeña con un mantel blanco y sobre él siete platitos, cada uno con su pequeña cuchara, más siete cuchillos, siete tenedores y siete vasos, todos pequeños. A lo largo de la pared estaban dispuestas, una junto a la otra, siete camitas cubiertas con sábanas blancas como la nieve. 
Como tenía mucha hambre y mucha sed, Blancanieves comió trozos de legumbres y de pan de cada platito y bebió una gota de vino de cada vasito. 
Luego se sintió muy cansada y se quiso acostar en una de las camas. Pero ninguna era de su medida; una era demasiado larga, otra un poco corta, hasta que fi-nalmente la séptima le vino bien. Se acostó, se encomendó a Dios y se durmió.

Cuando cayó la noche volvieron los dueños de casa; eran siete enanos que excavaban y extraían metal en las montañas. Encendieron sus siete farolitos y vieron que alguien había venido, pues las co-sas no estaban en el orden en que las habían dejado. 

El primero dijo:
-¿Quién se sentó en mi sillita?

El segundo:
-¿Quién comió en mi platito?

El tercero:
-¿Quién comió de mi pan?

El cuarto:
-¿Quién comió de mis legumbres?

El quinto.
-¿Quién pinchó con mi tenedor?

El sexto:
-¿Quién cortó con mi cuchillo?

El séptimo:
-¿Quién bebió en mi vaso?

Luego el primero pasó su vista alrededor y vio una pequeña arruga en su cama y dijo:
-¿Quién anduvo en mi lecho?

Los otros acudieron y exclamaron:
-¡Alguien se ha acostado en el mío también! 

Mirando en el suyo, el séptimo descubrió a Blancanieves, acostada y dormida. Llamó a los otros, que se precipitaron con exclamaciones de asombro. Entonces fueron a buscar sus siete farolitos para alumbrar a Blancanieves.
-¡Oh, mi Dios -exclamaron- qué bella es esta niña!

Y sintieron una alegría tan grande que no la despertaron y la dejaron proseguir su sueño. El séptimo enano se acostó una hora con cada uno de sus com-pañeros y así pasó la noche.

Al amanecer, Blancanieves despertó y viendo a los siete enanos tuvo miedo. Pero ellos se mostraron amables y le preguntaron.

-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Blancanieves -respondió ella.

-¿Cómo llegaste hasta nuestra casa?
Entonces ella les contó que su madrastra había querido matarla pero el cazador había tenido piedad de ella permitiéndole correr durante todo el día hasta encontrar la casita.

Los enanos le dijeron:
-Si quieres hacer la tarea de la casa, cocinar, hacer las camas, lavar, coser y tejer y si tienes todo en orden y bien limpio puedes quedarte con nosotros; no te faltará nada.

-Sí -respondió Blancanieves- acepto de todo corazón. Y se quedó con ellos.

Blancanieves tuvo la casa en orden. Por las mañanas los enanos partían hacia las montañas, donde buscaban los minerales y el oro, y regresaban por la noche. Para ese entonces la comida estaba lista.
Durante todo el día la niña permanecía sola; los buenos enanos la previnieron:
-¡Cuídate de tu madrastra; pronto sabrá que estás aquí! ¡No dejes entrar a nadie!

La reina, una vez que comió los que creía que eran los pulmones y el hígado de Blancanieves, se creyó de nuevo la principal y la más bella de todas las mujeres. Se puso ante el espejo y dijo:

¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

La Madrastra convertida en anciana.
Arte de Walt Disney
Entonces el espejo respondió:
La Reina es la más hermosa de este lugar.
Pero, pasando los bosques, en la casa de los enanos,
la linda Blancanieves lo es mucho más.

La reina quedó aterrorizada pues sabía que el espejo no mentía nunca. Se dio cuenta de que el cazador la había engañado y de que Blancanieves vivía. Reflexionó y buscó un nuevo modo de deshacerse de ella pues hasta que no fuera la más bella de la región la envidia no le daría tregua ni reposo.

Cuando finalmente urdió un plan se pintó la cara, se vistió como una vieja buhonera y quedó totalmente irreconocible.

Así disfrazada atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos, golpeó a la puerta y gritó:
-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo!

Blancanieves miró por la ventana y dijo:
-Buen día, buena mujer. ¿Qué vende usted?
-Una excelente mercadería -respondió- cintas de todos colores.

Ilustración de Carl Offterdinger en la que
la Madrastra disfrazada de buhonera, le
enseña a la Princesa las cintas que
utilizará para asfixiarla.
La vieja sacó una trenzada en seda multicolor, y Blancanieves pensó:
-Bien puedo dejar entrar a esta buena mujer.

Corrió el cerrojo para permitirle el paso y poder comprar esa linda cinta.
-¡Niña -dijo la vieja- qué mal te has puesto esa cinta! 
Acércate que te la arreglo como se debe.

Blancanieves, que no desconfiaba, se colocó delante de ella para que le arreglara el lazo. Pero rápi-damente la vieja lo oprimió tan fuerte que Blancanieves perdió el aliento y cayó como muerta.
-Y bien -dijo la vieja-, dejaste de ser la más bella. Y se fue.

Poco después, a la noche, los siete enanos regresaron a la casa y se asustaron mucho al ver a Blancanieves en el suelo, inmóvil. La levantaron y descubrieron el lazo que la oprimía. Lo cortaron y Blancanieves comenzó a respirar y a reanimarse po-co a poco.

Cuando los enanos supieron lo que había pasado dijeron:
-La vieja vendedora no era otra que la malvada reina. ¡Ten mucho cuidado y no dejes entrar a nadie cuando no estamos cerca!

Cuando la reina volvió a su casa se puso frente al espejo y preguntó:
-¡Espejito, espejito, de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Entonces, como la vez anterior, respondió:
La Reina es la más hermosa de este lugar.
Pero pasando los bosques, en la casa de los enanos, 
la linda Blancanieves lo es mucho más.

Cuando oyó estas palabras toda la sangre le fluyó al corazón. El terror la invadió, pues era claro que Blancanieves había recobrado la vida.
-Pero ahora -dijo ella- voy a inventar algo que te hará perecer.

Y con la ayuda de sortilegios, en los que era experta, fabricó un peine envenenado. Luego se disfra-zó tomando el aspecto de otra vieja. Así vestida atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos. Golpeó a la puerta y gritó:
-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo!

Blancanieves miró desde adentro y dijo:
-Sigue tu camino; no puedo dejar entrar a nadie.
-Al menos podrás mirar -dijo la vieja, sacando el peine envenenado y levantándolo en el aire.

Tanto le gustó a la niña que se dejó seducir y abrió la puerta. 
Cuando se pusieron de acuerdo sobre la compra la vieja le dijo:
-Ahora te voy a peinar como corresponde.

La pobre Blancanieves, que nunca pensaba mal, dejó entrar a la anciana, pero apenas ésta le había puesto el peine en los cabellos el veneno hizo su efecto y la pequeña cayó sin conocimiento.
-¡Oh, prodigio de belleza -dijo la mala mujer -ahora sí que acabé contigo!

Por suerte la noche llegó pronto trayendo a los enanos con ella. Cuando vieron a Blancanieves en el suelo, como muerta, sospecharon enseguida de la madrastra. Examinaron a la niña y encontraron el peine envenenado. Apenas lo retiraron, Blancanieves volvió en sí y les contó lo que había sucedido. Entonces le advirtieron una vez más que debería cuidarse y no abrir la puerta a nadie.

En cuanto llegó a su casa la reina se colocó frente al espejo y dijo:
¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Y el espejito, respondió nuevamente:
La Reina es la más hermosa de este lugar.
Pero pasando los bosques, en la casa de los enanos,
la linda Blancanieves lo es mucho más.

La reina al oír hablar al espejo de ese modo, se estremeció y tembló de cólera.
-Es necesario que Blancanieves muera -exclamó -aunque me cueste la vida a mí misma.

"The Evil Potion (Transformation)"Artist: Chris Darril (DARRIL Arts)
Se dirigió entonces a una habitación escondida y solitaria a la que nadie podía entrar y preparó una manzana envenenada. Exteriormente parecía buena, blanca y roja, tan bien hecha que tentaba a quien la veía; pero apenas se comía un trocito sobrevenía la muerte. Cuando la manzana estuvo pronta, se pintó la cara, se disfrazó de campesina y atravesó las siete montañas hasta llegar a la casa de los siete enanos.
Arte de BamBam
. Blancanieves sacó la cabeza por la ventana y dijo:
-No puedo dejar entrar a nadie; los enanos me lo han prohibido.
-No es nada -dijo la campesina- me voy a librar de mis manzanas. Toma, te voy a dar una.
-No- dijo Blancanieves -tampoco debo aceptar nada.
-¿Ternes que esté envenenada? -dijo la vieja -mira, cortó la manzana en dos partes, tú comerás la parte roja y yo la blanca.

La manzana estaba tan ingeniosamente hecha que solamente la parte roja contenía veneno. La bella manzana tentaba a Blancanieves y cuando vio a la campesina comer no pudo resistir más, estiró la mano y tomó la mitad envenenada. Apenas tuvo un trozo en la boca, cayó muerta.

Entonces la vieja la examinó con mirada horrible, rió muy fuerte y dijo.
-Blanca como la nieve, roja como la sangre, negra como el ébano. ¡Esta vez los enanos no podrán reanimarte!
Snow White's Scary Adventures
en Fantasyland en Disneyland
Vuelta a su casa interrogó al espejo:
¡Espejito, espejito de mi habitación!
¿Quién es la más hermosa de esta región? 

Y el espejo finalmente respondió: 
La Reina es la más hermosa de esta región.

Entonces su corazón envidioso encontró reposo, si es que los corazones envidiosos pueden encontrar alguna vez reposo.

Arte: 2017, Abigail Larson, The Poison Apple
A la noche, al volver a la casa, los enanitos encontraron a Blancanieves tendida en el suelo sin que un solo aliento escapara de su boca: estaba muerta. La levantaron, buscaron alguna cosa envenenada, aflojaron sus lazos, le peinaron los cabellos, la lavaron con agua y con vino pelo todo esto no sirvió de nada: la querida niña estaba muerta y siguió estándolo.

La pusieron en una parihuela. se sentaron junto a ella y durante tres días lloraron. Luego quisieron enterrarla pero ella estaba tan fresca como una persona viva y mantenía aún sus mejillas sonrosadas.

Los enanos se dijeron:
-No podemos ponerla bajo la negra tierra. 

E hicieron un ataúd de vidrio para que se la pudiera ver desde todos los ángulos, la pusieron adentro e inscribieron su nombre en letras de oro proclamando que era hija de un rey. Luego expusieron el ataúd en la montaña. 

Uno de ellos permanecería siempre a su lado para cuidarla. Los animales también vinieron a llorarla: primero un mochuelo, luego un cuervo y más tarde una palomita.
Blancanieves permaneció mucho tiempo en el ataúd sin descomponerse; al contrario, parecía dormir, ya que siempre estaba blanca como la nieve, roja como la sangre y sus cabellos eran negros como el ébano.
Edición por: Revista Freya
Arte: Walt Disney
Ocurrió una vez que el hijo de un rey llegó, por azar, al bosque y fue a casa de los enanos a pasar la noche. En la montaña vio el ataúd con la hermosa Blancanieves en su interior y leyó lo que estaba es-crito en letras de oro.

Entonces dijo a los enanos:
Crystal Coffin de VityaR83
-Dénme ese ataúd; les daré lo que quieran a cambio.
-No lo daríamos por todo el oro del mundo -respondieron los enanos.
-En ese caso -replicó el príncipe- regálenmelo pues no puedo vivir sin ver a Blancanieves. La honraré, la estimaré como a lo que más quiero en el mundo.

Al oírlo hablar de este modo los enanos tuvieron piedad de él y le dieron el ataúd. 

El príncipe lo hizo llevar sobre las espaldas de sus servidores, pero sucedió que éstos tropezaron contra un arbusto y como consecuencia del sacudón el trozo de manzana envenenada que Blancanieves aún conservaba en su garganta fue despedido hacia afuera. 


Franz Jüttner (1865–1925): Ilustración de Sneewittchen
Fuente: braunschweig.de

Poco después abrió los ojos, levantó la tapa del ataúd y se irguió, resucitada.
-¡Oh, Dios!, ¿dónde estoy? -exclamó.
-Estás a mi lado -le dijo el príncipe lleno de alegría.

Le contó lo que había pasado y le dijo:
-Te amo como a nadie en el mundo; ven conmigo al castillo de mi padre; serás mi mujer.

Entonces Blancanieves comenzó a sentir cariño por él y se preparó la boda con gran pompa y magnificencia.

También fue invitada a la fiesta la madrastra criminal de Blancanieves. Después de vestirse con sus hermosos trajes fue ante el espejo y preguntó:
-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

El espejo respondió:
La Reina es la más hermosa de este lugar. Pero la joven Reina lo es mucho más.

Entonces la mala mujer lanzó un juramento y tuvo tanto, tanto miedo, que no supo qué hacer. Al principio no quería ir de ningún modo a la boda. Pero no encontró reposo hasta no ver a la joven reina.

Al entrar reconoció a Blancanieves y la angustia y el espanto que le produjo el descubrimiento la dejaron clavada al piso sin poder moverse.

Pero ya habían puesto zapatos de hierro sobre carbones encendidos y luego los colocaron delante de ella con tenazas. Se obligó a la bruja a entrar en esos zapatos incandescentes y a bailar hasta que le llegara la muerte.

Enlaces y fuentes consultadas

Schneewittchen Zur Fabulologie des Spessarts, Karlheinz Bartels, 2da. edición, Lohr am Main 2012
Schneewittch
Spessart.de
Spessart Museum
Grimmstories.com
Deutsche Biographie


Fuente en Wuppertal, Alemania Von Frank Vincentz - Eigenes Werk, CC BY-SA 3.0

Blancanieves en el Arte

1862 Müller Blancanieves Anagoria
1872 Makart Hans, The Snow White
1902, Marianne Stokes, Schneewittchen
1912, Maxfield Parrish, De la historia de Blancanieves
1897, John Dickson 

1917, Heinrich Schlitt, Schneewittchen und die Sieben Zwerge 


Infografía: Schneewittchenstadt

La Ciudad de Blancanieves. Realizada por REVISTA FREYA. Puedes compartirla si lo deseas.


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