Franz von Stuck, el Príncipe Pintor de Munich.

 


Todo lo que Franz von Stuck pintó fue provocativo y escandaloso para su época, el erotismo inherente en su obra nos mostrará porqué. 

Franz von Stuck (23 feb, 1863 - 30 ago 1928) fue un pintor, arquitecto, artista gráfico y escultor alemán, considerado uno de los fundadores y representantes más importantes del Jugendstil de Munich. Es popular, debido a sus obras obras claramente inspiradas en escenas mitológicas que establecieron la línea simbolista en la pintura de la versión alemana del Art Nouveau.  

Es uno de los protagonistas de la Secesión de Múnich (1892), movimiento de artistas que se alejaron de la tradición académica y las políticas públicas que sostenían al arte y su conservadurismo. Una especie de rebelión de artistas unidos por el ideal de la libertad del poder que consideran obsoleto y anticuado. Sin embargo, esta pequeña rebelión - o movimiento- ganó muchos seguidores, tanto que sería un parteaguas al que le siguió la Secesión en Viena y después en Berlín. 

Habiendo obtenido un alto grado de fama en su tiempo, Stuck fue elevado al nivel de la aristocracia el 9 de diciembre de 1905 y recibiría honores y reconocimientos en toda Europa por el resto de su vida.

File:Franz von Stuck Selbstbildnis im Atelier.jpg
Selbstbildnis im Atelier,
Franz von Stuck
München, 1905
Alter Nationalgalerie Berlin
Stuck se basaba casi exclusivamente en la mitología, inspirado en el arte de Arnold Böcklin. Dominan la mayoría de sus trabajos, figuras grandes y pesadas, como su obra "Luzifer" inspirada en la mentalidad sombría de Alejandro Berbeyes. Sus trabajos también señalan su proclividad por la escultura. 

La carga seductora de sus desnudos femeninos –en el rol de femme fatale– son ejemplo de Simbolismo de contenido popular. Stuck prestó también atención a los marcos de sus pinturas y generalmente las diseñaba por sí mismo con tal cuidado en los detalles, las tallas y las inscripciones que deben ser tomados como parte integral de la pintura.

Sus obras son modernistas (movimiento estrechamente relacionado al simbolismo): alejadas con propósito de hacerlo del realismo, ornamentadas con suntuosidad, muy artificiosamente, de formas misteriosas, inquietantes, pasionales, completamente sugerentes. 

Todo ésto, aunado a la provocación claramente erótica, resultó convertirse una gran influencia para  artistas de la talla de Klimt quien era tan sólo un año más joven que Von Stuck, y que además fue protagonista a su vez de la Secesión de Viena. No es de sorprender en absoluto que al admirar su obra, se nos venga a la mente que tal vez y por ello no nos sorprenderá al ver su obra que se nos ocurra que Von Stuck es “el Klimt alemán”).
Con maestría nos exhibe sin pudor, escenas eróticas, lujuriosas, casi pecaminosas. Idealizó a la mujer como cazadoras y seductoras, así como su "Eva", quien extiende graciosamente la manzana a Adán sin un atisbo de inocencia.
Adán y Eva (h.1920). Franz von Stuck. Óleo sobre tabla. 98 cm x 93,5 cm. Städel Museum. Frankfurt, Alemania.
Adán y Eva (h.1920). Franz von Stuck.
Óleo sobre tabla. 98 cm x 93,5 cm.
Städel Museum. Frankfurt, Alemania.

El gran número de alumnos de Stuck que ganaron notoriedad sirvieron para mejorar aún más la propia fama del maestro. Sin embargo al tiempo de su muerte la importancia de Stuck como artista de propio derecho casi se había olvidado: su arte parecía anticuado e irrelevante para una generación destruida por la Primera Guerra Mundial, agravado por el hecho de que Adolf Hitler se hallaba entre aquellos que aún admiraban a los pintores del siglo XIX de Múnich, así, cuando los nazis llegaron al poder Stuck estaba entre los "artistas del pasado" citados como ejemplo de los arraigados valores germanos.

Esta fue una graciosa jugada del destino, si se permite el término, ya que con el ascenso Nazi, y la ya mencionada admiración de parte del Führer, la historia condenó casi al olvido al que en su época fue llamado "El Príncipe de la Pintura".

Por fortuna y con el paso del tiempo, el mundo del Arte ha devuelto a Von Stuck -quien por supuesto nada tenía que ver con Hitler- el lugar que le corresponde y a su vez apoyó al ideal femenino que poco a poco deja de ser la figura sumisa para convertirse en la mujer rebelde, la que ya no siente vergüenza, la mujer que se sabe sensual y libre. La mujer que von Stuck, con gracia y belleza, había pintado más de medio siglo atrás.
Título: "Sin" Fecha: 1893 Técnica: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 56.5 cm x 46 cm Está en: Museum of Arts and Crafts, Zagreb
Título: "Sin"
Fecha: 1893
Técnica: Óleo sobre lienzo
Dimensiones: 56.5 cm x 46 cm
Iniciemos nuestro recorrido con "The Sin" o "Sin". Esta obra muestra un claro contraste entre el bien y el mal. Su protagonista es una mujer de mirada hechizante, con su mirada ensombrecida, pero desafiante y hasta inocente a la vez. Su cuerpo blanco, desnudo y firme está rodeado por una enorme serpiente negra.

Stuck creó varias versiones de esta pintura, considerada una de las obras maestras del Simbolismo. Una de ellas se creó en 1909, la cual fue adquirida para la Galería de Arte Moderno Sant'Anna en Palermo, que se encuentra en un antiguo convento franciscano en el barrio de Kalsa.
Salomé es una pintura de 1906, representa a la hija de Herodes II y Herodías, ataviada con joyas y una ligera tela transparente que cubre la mitad inferior de su cuerpo, bailando en una especie de éxtasis erótico, al recibir de un criado la cabeza cercenada de Juan el Bautista, quien rechazaba el matrimonio de Herodes Antipas y Herodías, por ser una mujer divorciada lo que no era lícito para las leyes judías; a causa de esto, Herodes mandó encerrar al profeta en un calabozo, pero no le mataba por temor a las protestas del pueblo. 

Así, Herodías decide utilizar  a su hija para lograr el macabro objetivo. El día del cumpleaños de Herodes, en medio de una fiesta con los príncipes de Galilea presentes, Salome realizó una danza, la cual agradó tanto al rey, que éste le permitió bajo juramento que le pidiese como regalo lo que ella quisiera. Aconsejada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una charola de plata, así se hizo y ella a su vez se la entregó a su madre. Además, está considerada como una de las obras maestras del Príncipe.

Salomé
1906
Óleo sobre lienzo
Lenbachhaus

Stuck realizó tres versiones de la pintura, todas terminadas en 1906. Una versión más pequeña (45,7 × 24,7 cm) de retrato completo se exhibió en la Galerie Neue Meister en Dresden desde 1953 hasta 1991, cuando fue transportada al propietario (colección privada). Una versión más grande (115,5 × 62,5 cm) en vista de tres cuartos es parte de la exposición permanente en la Städtische Galerie im Lenbachhaus en Munich. La tercera versión pertenecía al Museo Estatal de Hesse, pero se perdió en la Segunda Guerra Mundial.
Franz von Stuck, c.1892,
Cabeza de Medusa
Colección privada

De Franz von Stuck, existe una Medusa, cuya mirada hipnótica dirigida al espectador lo convierte en víctima a quien petrificar. Este blanco rostro del espanto, que surge de la oscuridad del fondo, posee una boca grande y devorad ora a la manera de una hendedura y aparece enmarcado por la simétrica ornamentación que forman las víboras alrededor de la cabeza.

Medusa fue una de las criaturas más desdichadas que creó la mitología griega. Su nombre en griego antiguo significa "guardiana, protectora". Ella era un monstruo, una Gorgona, generalmente descrita como una mujer humana alada con serpientes venenosas vivas en lugar de cabello. Su superpoder era simple: los observadores en su rostro se convertirían en piedra.

En una versión tardía del mito de Medusa, relatada por el poeta romano Ovidio, Medusa era originalmente una doncella deslumbrantemente bella, "la aspiración celosa de muchos pretendientes", pero debido a que Poseidón la había violado en el templo de Atenea, la diosa enfurecida cambió el hermoso cabello de Medusa por serpientes e hizo que su cara fuera tan terrible de contemplar que la mera visión convertiría a los espectadores en piedra. En el relato de Ovidio, Perseo describe el castigo de Medusa por Minerva (Atenea) como justo y bien merecido.

En la mayoría de las versiones de la historia, fue decapitada por el héroe Perseo, quien fue enviado a buscarle la cabeza por el Rey Polidectes de Seriphus porque Polidectes quería casarse con su madre. Los dioses lo sabían bien, y Perseo recibió ayuda. Recibió un escudo reflejado de Atenea, oro, sandalias aladas de Hermes, una espada de Hefesto y el yelmo de invisibilidad de Hades. Como Medusa era la única de las tres Gorgonas que era mortal, Perseo pudo matarla mientras miraba el reflejo del escudo reflejado que recibió de Atenea. Durante ese tiempo, Medusa estaba embarazada de Poseidón. Cuando Perseo la decapitó, Pegaso, un caballo alado, y Crisaor, un gigante que empuñaba una espada dorada, saltaron de su cuerpo.

Pero Medusa más que una criatura horrible es interpretado tanto como un triunfo de la razón estoica sobre los enemigos de la virtud, como la posibilidad de controlar las pasiones y ejercer la ecuanimidad a través del dolor implacable. 

Es difícil decir algo más sobre esta pintura de lo que ves. Entonces, quizás sea un buen momento para decir lo que Sigmund Freud en su "Das Medusenhaupt (Cabeza de Medusa)" pensó en Medusa. En la interpretación de Freud:

Decapitar = castrar. El terror de Medusa es, por lo tanto, un terror de castración que está vinculado a la vista de algo. Numerosos análisis nos han familiarizado con la ocasión para esto: ocurre cuando un niño, que hasta ahora no ha estado dispuesto a creer la amenaza de la castración, ve los genitales femeninos, probablemente los de un adulto, rodeado de pelo, y esencialmente aquellos de su madre.

En esta perspectiva, la Medusa 'deslumbrantemente bella' es la madre inocente; antes de que la verdad mítica de la castración amanezca sobre el tema. La Medusa clásica, por el contrario, es un síntoma edípico / libidinoso. Mirar a la madre prohibida endurece al sujeto con deseo ilícito y lo congela aterrorizado por la retribución del Padre.


Tilla Durieux als Circe
Tilla Durieux als Circe, 1913
Franz von Stuck 
Alte Nationalgalerie, Berlín

Otra representación interesante es esta pieza, donde utiliza como modelo a la actriz Tilla Durieux. Es una visión aún más oscura -si es que ésto es posible-, tétrica, en el que no se oculta ni un ápice de las intenciones de Circe. 

La representa con una media sonrisa, maquiavélica y sensual, que inspira muy poca confianza para quien se le acerque. La mirada es penetrante, a pesar de que su visión no se dirige directamente al espectador, y ofrece una poción que sin duda transformará en una bestia a quien la reciba. La melena rojiza y la piel almidonada se repiten aquí de nuevo como elementos de la mujer fatal. 

Todo esto nos muestra cómo se considera que Circe posee esa naturaleza perversa, capaz incluso de convertir a un hombre en cerdo, animal relacionado con los deseos impíos, haciéndolos inferiores a ella. 
En la obra de Stuck encontramos una clara influencia del poema de Heinrich Heine, La Esfinge, de 1839. En el poema, el joven al caminar por las afueras de un castillo se encuentra con lo que piensa que es solo una escultura de una esfinge, a la cual besa al sentirse irremediablemente atraído por ella, pero ésta cobra vida y le devuelve el beso, devorándolo, absorbiendo su vida entera, clavando sus garras en su carne, hasta que este abrazo culmina con la muerte del chico. Es seducido irremediablemente por esta mujer bestia, y ni siquiera opone resistencia, aunque sabe que ese beso significará su muerte, para él se da un momento de terror ante tal desgracia, pero a la vez es un instante de gran placer sexual. 


La esfinge es sin duda una seductora que arrebatará de quien ose a siquiera mirarla, y ésto está claramente plasmado en esta obra. Observa con detalle, el hombre está entregado en éxtasis al abrazo de esta mounstrosa mujer que está terminando con su existencia. 


La idea del poema de Heinrich Heine la podemos encontrar en otro texto cercano en el tiempo. Gustavo Adolfo Bécquer reproduce este tema en dos textos: El beso (1863), parte de sus Leyendas y en la rima numero LXXVI91. Un hombre se enamora de una estatua que muestra la femenina figura de Doña Elvira. Como en el relato de Heine, la estatua parece cobrar vida y termina con la del joven. 

Una mujer blanca, hermosa y fría, como esa mujer de piedra que parece incitarme con su fantástica hermosura, que parece que oscila al compás de la llama, y me provoca entreabriendo sus labios y ofreciéndome un tesoro de amor... ¡Oh!... sí... un beso... sólo un beso tuyo podrá calmar el ardor que me consume.
Lucifer, 1892 de Franz von Stuck
Franz Stuck, 1890
Óleo sobre tela
161 x 152.5 cm
National Gallery for Foreign Art

Una obra maestra aterradora y provocativa de un simbolismo oscuro, la cual fue adquirida por Fernando I de Bulgaria directamente de Stuck en su propio estudio en Munich, en el año de 1891 para la colección real en Sofía. El mismo Príncipe le dijo a von Stuck que "aterrorizó" a sus ministros, quienes hicieron la señal de la cruz al ver por primera vez al arcángel caído, una historia que von Stuck volvió a contar con alegría en varias ocasiones.

Casi cuarenta años después, el 25 de diciembre de 1930, el rey Boris III la agregó al Museo Nacional y desde 1948 formó parte de la Galería Nacional de Arte. En 1985 fue transferido a la Galería Nacional de Arte Extranjero.

La pintura en sí misma, pertenece al período "oscuro monumental" de Stuck, presentando una imagen de "hombre-demonio" - ¡es simbolismo puro en su apogeo! 

"Al elegir mi tema, busco hacer que solo lo puramente humano, lo eternamente válido, como la relación entre el hombre y la mujer", dijo el artista en 1912. "La mayoría de mis pinturas presentan un 'él' y un ‘ella’. Me gustaría glorificar la fuerza del hombre y la suave flexibilidad de la mujer. Incluso en mis pinturas religiosas, busco resaltar el aspecto humano, lo que es universalmente comprensible. En mi opinión, un salvaje podría ver que es un hombre noble aquí quien está clavado en la cruz entre dos bárbaros ".

Sabemos que los temas pictóricos de Stuck oscilan entre la vida y la muerte, el apolíneo y el dionisiano. La gran idea de Von Stuck es la humanidad misma, toda su pasión y dolor, vaya, toda su contradicción. Lucifer golpea al espectador no solo como una encarnación del mal, sino como una encarnación del elemento humano en el mal. 

Dicho esto, adentrémonos en esta impresionante escena, la cual, nos muestra a Lucifer como la figura de un hombre desnudo sentado en un espacio vacío, oscuro e indefinido. Sus ojos casi fosforescentes miran fijamente y de frente al espectador. Su cabeza está apoyada sobre su mano izquierda. La mano derecha se tira hacia atrás y se inclina hacia los lados sobresaliendo de las enormes e imponentes alas posteriores. En el fondo a la izquierda desciende una fuente de luz en forma de luna menguante, símbolo eterno para los moradores de la noche y los seguidores de Luzbel.

Imagina por un momento encontrarte en una habitación vacía, al igual que el fondo de esta imagen. Caminas por la noche, y de pronto en medio de la nada, asoman esos dos ojos penetrantes. Te aventuras, caminas un poco más a ciegas y ahí, imponente descubres a la Estrella de la Mañana sentado en el vacío, mirándote a ti, fijamente, como si pudiera ver tu alma, transparente e infantil, perversa y delicada, completamente desnuda ante él y toda su magnificencia. ¿Cuáles serían tus sensaciones? ¿Te acercarías a tocarlo? ¿Besarías su aura? ¿O tal vez saldrías corriendo ante tal aparición?

Fuentes consultadas:




Erika Bornay. (1995). Las Hijas de Lilith. Madrid: Ediciones Cátedra.

Isabel González Legido. (2019). La Femme Fatale. Evolución del mito desde la literatura a la pintura en la segunda mitad del siglo XIX. Valladolid: Universidad de Valladolid.


Comentarios

  1. Muy completo, los detalles de poner las pinturas y su descripción es sublime.
    Lo esperaba con ansias.

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